Para celebrar el 1er
aniversario de mi blog, y recordando el tema de ‘vivir en blanco’, quería
presentaros, para aquellos que aun no la conozcáis, a una de mis musas de la
arquitectura; Kazuyo Sejima.
Buscando entre los libros de
la biblioteca detalles constructivos para un proyecto, encontré uno que me
llamó la atención la fotografía que aparecía en portada; Escuela de Diseño en
Essen, Alemania, de Kazuyo Sejima. Una arquitectura blanca y delicada. Desde entonces,
no he dejado de admirar su obra.
Según ella misma afirma, su
arquitectura avanza “hacia la extrema sencillez”, una sencillez en busca de la
perfección, añadiría yo.
Arquitecta
japonesa, referente mundial y premiada con los mejores galardones, diseña una arquitectura muy íntima y estudiada para encontrar realmente lo importante en
cada obra.
Me fascina la
sensibilidad de sus interiores, la atmosfera en blanco que caracteriza todos
sus proyectos, y el diálogo con el exterior. No se entendería su arquitectura
sin la combinación del color blanco, el vidrio y la naturaleza. Analiza todas
las maneras posibles de diseñar un espacio para transmitir sensaciones, y
consigue transformar lo complicado en simple y bello.
Investiga
con los materiales hasta el límite de la esbeltez, en busca de la ligereza,
creando ambientes únicos con mucha personalidad.
Los
proyectos de gran escala como teatros, museos, etc., los realiza junto a su pareja
Ryue Nishizawa, bajo la firma de SANAA, con quien ganó en 2010 el premio Pritzker por "su franqueza constructiva, delicada y
poderosa, precisa y fluida, su arquitectura es a la vez ingenua y sagaz, y
explica, como pocas otras, las ventajas del trabajo en equipo", siendo
la segunda mujer en conseguirlo, tras Zaha Hadid y curiosamente antes que uno
de sus mentores; Toyo Ito.